domingo, 22 de noviembre de 2015

La sombra del ISIS

''...prescribimos a los Hijos de Israel que quien matara a una persona que no hubiera matado a nadie ni corrompido en la tierra, fuera como si hubiera matado a toda la Humanidad'', (Sura 5, vérsiculo 32).

El Corán, el libro sagrado de los musulmanes, recoge este mandato en una de sus suras o capítulos. Si uno lee el Corán, puede ver, conforme va avanzando en su lectura, que es un libro contradictorio, con una doble moral. El 60% de sus textos habla sobre la guerra, mientras que el otro tanto por cierto se centra en las buenas enseñanzas del islam. Con los atentados de París de la semana pasada, la sociedad occidental se ha visto inmersa en una oleada de terror. El ISIS se ha convertido en el enemigo público a batir por Estados Unidos, Europa e incluso Rusia. Con una difusión de puro marketing, y con una realización de vídeos al estilo hollywoodiense, el Daesh ha sembrado la semilla del miedo en el viejo continente. La idea principal del islam más radical es la implantación de un califato. Sin embargo, no toda la umma -los creyentes musulmanes- sigue las ideas impulsadas por el radicalismo.

''¡Creyentes! ¿Qué os pasa? ¿Por qué cuando se os dice: id a la guerra por causa de Dios, permanecéis clavados en tierra? ¿Preferís la vida de acá a la otra? Y ¿qué es el breve disfrute de la vida de acá comparado con la otra, sino bien poco...?'', (Sura 9, versículo 38). ''Si no vais a la guerra, [Dios] os infringirá un doloroso castigo. Hará que otro pueblo os sustituya sin que podáis causarle ningún daño. Dios es omnipotente'', (Sura 9, versículo 39). Parece que el Corán incita a los creyentes a hacer la guerra santa, a luchar contra los infieles. Todo por el nombre de su dios: Alá.

Lo que tristemente pudimos ver la semana pasada en París es consecuencia de esos mandatos más radicales y bárbaros del Corán y, evidentemente, del ISIS, el nuevo Al-Qaeda. Los atentados del 13-N, la suspensión del partido de fútbol que enfrentaba a Alemania contra Holanda en Hannover o el asalto policial en Saint-Denis son algunos de los acontecimientos que nos ha dejado la última semana y que han calado en el imaginario colectivo de Occidente. Al-Qaeda ha quedado atrás, ahora se alza ante nosotros un nuevo grupo terrorista, mejor preparado, que tiene como base algo imparable: el terror.


Plaza de la República (París). Flores en honor a las víctimas del atentado.
El radicalismo islámico viene de lejos. Desde la separación de la umma en dos: chiíes y suníes, y revisando el pasado más cercado (la Guerra de Irak), podemos llegar a comprender, en parte, todo lo que está sucediendo estos días. El ISIS nace de Al-Qaeda y, tras destronar al grupo terrorista liderado por Osama Bin Laden, comienza a hacerse conocido al participar, por ejemplo, en la guerra de Siria. La idea principal del nuevo grupo yihadista es restablecer el califato de la Edad Media. En Occidente consideramos esta etapa como algo oscuro, pero en el mundo musulmán, la Edad Media es la edad de oro. Actualmente, el ISIS controla gran parte del territorio de Siria e Irak. Ya allí, desde que se inició la guerra siria, imponen su mandato a base del derramamiento de sangre; a ello se debe la llegada a Europa en este último año de muchos refugiados sirios, que huyen de esta barbarie. Siria es un país destruido, no solo por los escombros de edificios que podemos ver en imágenes, sino también porque, a pesar de que sigue habiendo un gobierno, es el ISIS quien controla parte del país.

Lo que hay que preguntarse es de dónde saca el grupo terrorista su fuente de ingresos. El ISIS, al estar asentado en Siria e Irak, tiene a su disposición una rica fuente de financiación natural. El Estado Islámico controla yacimientos de petróleo que utiliza para financiarse, vendiendo el crudo en un mercado negro. A pesar de esto, se estima que gran parte de sus ingresos los consigue a través de donaciones públicas y privadas provenientes de países del Golfo Pérsico e, incluso, de Occidente. Pero la cosa no queda ahí. En Siria e Irak, se cree que el ISIS controla unos 24 bancos de la zona; bancos, además, que están en activo y que el grupo terrorista utiliza para financiarse, pues la comunidad económica internacional no ha puesto de momento ninguna sanción para impedir esto. De esta forma el grupo yihadista consigue un presupuesto de más de dos millones de dólares para seguir con su guerra santa.

El ISIS avanza conforme pasan los días, sintiéndose más fuerte y viéndose capaz de restablecer su ansiado califato islámico. Tras los atentados de París, al ISIS ahora se le llama Daesh. Ambos términos son lo mismo. ISIS supone tomarse a este grupo de asalvajados como un Estado en sí, y Daesh como la unión de varios grupos yihadistas que quieren crear un Estado islámico. Da igual llamarlos de una forma u otra, ya que en Siria el ISIS actúa como un Estado, imponiendo sus leyes religiosas a los pueblos que va conquistando, cobrando impuestos que ayudan a su financiación y reclutando gente para sus filas yihadistas.

Según los datos que se conocen, el ISIS cuenta con un ejército de unos treinta mil hombres. Debemos entender que es una organización mucho más preparada que Al-Qaeda, empezando por su líder, Al Baghdadi, y terminando por esos yihadistas que se inmolan. El ISIS tiene un ejército de hombres que hace la guerra a través de las armas y, por otro lado, un ejército de yihadistas suicidas. Viendo algunos de sus vídeos, podemos observar que cuidan hasta el más mínimo detalle. Los miembros del ISIS son gente con recursos, que saben idiomas y tienen estudios. Los cabecillas que preparan atentados o ataques son personas inteligentes y, dentro de la organización, tienen una mayor esperanza de vida; no corren la misma suerte los que se inmolan. Para la captación de adeptos, el ISIS utiliza sobre todo las redes sociales. A través de Internet promueven sus ideas y su marketing. De esta forma consiguen reclutar miembros en Europa.

En España también tenemos este problema. En zonas cercanas, como Tánger o Castillejos, e incluso en Ceuta (en el famoso barrio de El Príncipe) o Melilla, el ISIS se infiltra entre la población tratando de reclutar nuevos miembros. Así, en Ceuta, por ejemplo, muchos jóvenes se han marchado a hacer la guerra santa, incentivados por miembros yihadistas ocultos en la sombra. Las personas que unen al ISIS lo hacen, o bien por el fanatismo religioso que sienten, o porque están en paro y necesitan dinero. La mayoría de españoles y marroquíes que son captados por la célula terrorista son utilizados como suicidas. El Estado Islámico les promete unos 3.000 euros por inmolares, y que ese dinero irá destinado a sus familias. Al final, cuando el suicida se hace explotar a sí mismo y mata a un número de personas, el ISIS no cumple su promesa.


Barrio de El Príncipe (Ceuta).
Marruecos es una zona cero para el ISIS, un nido de cuervos del que nace el terror que los terroristas quieren expandir en Occidente. La cercanía del país con Europa -en concreto, con España- facilita la llegada de yihadistas al viejo continente; el tráfico de drogas que se da en Tánger, Ceuta o Castillejos favorece no solo al reclutamiento de nuevos miembros, sino también la entrada de yihadistas a través del estrecho de Gibraltar.

Con la globalización, la llegada de inmigrantes a los países occidentales es un mantra que se repite durante años, algo a lo que estamos acostumbrados, a pesar de que en Occidente sigan existiendo focos racistas. El gran problema que debemos considerar en Europa, a raíz del 13-N, es que pueden existir grupos yihadistas inmersos en nuestra sociedad. Es más, los cabecillas de los atentados de París habían nacido en el viejo continente. A diferencia del caso de Marruecos, donde los reclutados suelen ser personales marginales, muchas de los que que se unen al ISIS en Europa tienen estudios y vienen de familias medias. La clave para entender su inmersión en el radicalismo islámico la encontramos, quizá, en la inadaptación social, lo que les hace, por tanto, más susceptibles de unirse al ISIS. El racismo sigue existiendo, es cierto, pero al igual que ni todos los musulmanes son yihadistas, no todos los europeos son racistas. La integración de los inmigrantes en una sociedad empieza por aceptar su cultura, cosa que se hace -en parte-, pero también debe conseguirse por medio de la colaboración de los propios extranjeros.

El problema que supone el yihadismo es que este se asocie con los refugiados sirios, tal y como está sucediendo. La xenofobia, el odio hacia el inmigrante, solo trae consigo la victoria del ISIS, la separación de dos culturas, que es lo que los yihadistas quieren. La cultura es conocimiento. Hay diferentes modos de expresión de la cultura, es cierto, pero conocer las bases que sigue otra sociedad es algo muy enriquecedor. Si seguimos una línea racista y de odio, estamos consiguiendo que el ISIS nos desestabilice. Ahora más que nunca, todas las culturas del mundo, pero sobre todo la occidental y la islámica, deben estar unidas.


''El islam es paz'', dice la pancarta en una manifestación en Milán.
''Los verdaderos creyentes son aquellos cuyos corazones están penetrados de terror cuando se pronuncia el nombre de Dios, aquellos cuya fe aumenta a cada lectura de sus enseñanzas, aquellos que no ponen su confianza más que en su Señor'', (Sura 8, versículo 2). Matar en nombre de Dios, provocando terror, no es cosa de valientes. El ISIS es una nueva forma de terrorismo, pero, más bien, es una forma de terror. Y eso es lo que debemos evitar. A partir de ahora tendremos que acostumbrarnos a vivir con avisos de atentados casi todas las semanas. Las cosas no van a ser igual ya. La sociedad occidental se ha sumido durante años en el buenismo, en creer que nada malo nos iba a pasar, y con los atentados de París nos hemos dado cuenta de que estamos en el punto de mira. Siria lleva viviendo esta realidad desde hace cuatro años. Ellos huelen la sangre cada día. Los yihadistas no tienen miedo a morir, y nosotros -la amplia mayoría- quiere seguir viviendo en el confort. En vez de hablar de una Tercera Guerra Mundial, deberíamos pensar más en la sociedad occidental, en su debacle, en la crisis de valores a la que nos enfrentamos. El terror propagado por el ISIS nos los está mostrando más que nunca. La sombra del ISIS se cierne sobre Occidente, quizá es hora de despertar de una vez, de dar más importancia a la vida, de educar a los jóvenes en espíritu crítico, de tener más cariño por nuestro planeta, de ser más humanos. Y de combatir el terror. Grecia, Roma, Egipto. Esas, entre otras civilizaciones antiguas, ya cayeron, en parte, por la decadencia interna de sus sociedades. No permitamos que a nosotros nos ocurra lo mismo. Que el 11-S, el 11-M, el 13-N, la guerra de Siria y los atentados que se producen aquí y allá sirvan para hacernos cambiar, para que no se produzca nuestra caída.



Documentación utilizada:


-En Portada: La amenaza del Califato (YouTube).
-'Pérez-Reverte: <<Cuando uno no teme más que a Dios es capaz de cualquier cosa' (El Mundo).
-'Cómo surge el ISIS, cómo se financia, quiénes hacen la vista gorda (1)' (eldiario.es).
-'Dos terroristas muertos y siete detenidos en el asalto policial a un piso en París' (eldiario.es).
-'Desarticulada una red de yihadistas en España que enviaba mujeres a Siria e Irak' (El Confidencial).
-'Desalojan el estadio de Hannover donde se iba a jugar el amistoso entre Alemania y Holanda por amenaza de bomba' (BBC).
-'Eran de los nuestros' (Arturo Pérez-Reverte).
-'La principal vía financiera del DAESH son las donaciones y no el petróleo' (Europa Press).
-'Arturo Pérez-Reverte: <<Occidente está condenado a muerte, no hay solución>>' (Sabemos Digital).
-'Es la guerra santa, idiotas' (Arturo Pérez-Reverte).
-'Sobre idiotas, velos e imanes' (Arturo Pérez-Reverte).
-En Tierra Hostil: Marruecos (dailymotion).
-'Castillejos, cuna de yihadistas' (El País).
-El Sagrado Corán (inmental.net).

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